Otra actividad clásica que no podés perderte!!!!
Partimos de la Ciudad de Mendoza en minibús hacia el sur, con destino a Maipú, uno de los departamentos más importantes y destacado productor de vino en la provincia. En el recorrido visitaremos 3 bodegas, en cada establecimiento tendremos degustaciones de los productos elaborados, y al mismo tiempo disfrutaremos de los paisajes que nos ofrecen los distintos tipos de viñedos perimetrados por olivos y álamos, tradicionales arboledas de la zona vitivinícola de Mendoza. Estando en todo momento acompañados por un vehículo para brindarles mayor comodidad a nuestros pasajeros, al finalizar la excursión regresaremos en minibús a la ciudad de Mendoza.
Es un servicio organizado (no es un simple alquiler de bicicletas) Rapidéz: como el transporte de ida y vuelta está incluído, no perderás tiempo en ir hasta las paradas de micros, ni te vas a demorar 1 hora sólo para llegar hasta el lugar. (ni perderte al menos 1 hora más para regresar) Seguridad: el servicio incluye un guía que encabeza al grupo, y detrás del grupo viene nuestro transporte acompañando. (Te garantizamos un servicio 100% seguro) Comodidad: Como nuestro vehículo acompaña el total del recorrido, podrás dejar en el mismo tus pertenencias, si comprás vino podrás dejarlo en el vehiculo mientras manejás tu bicicleta, y si te cansás podrás continuar el resto del recorrido en nuestro vehiculo. Asistencia: llevamos bicicletas de recambio por si hubiera algún problema. Te aseguramos el recambio inmediato en caso de tener alguna pinchadura u otro problema con tu bicicleta.
Gracias a la gran proliferación de bodegas –sumadas a las ya tradicionales–, surgieron los denominados "Caminos del Vino”, una inigualable propuesta enoturística, una vía simple y atractiva para descubrir el origen del aroma y el sabor local, itinerarios diagramados para recorrer, en cualquier época del año, las zonas productoras y sus establecimientos, junto a expertos guías o enólogos.
Si bien comenzaron hacia los ‘60, con la tradicional visita a bodega Giol, los Caminos del Vino cobran dimensión desde la reconversión de los ‘90. Ello se debió a la instalación de grandes bodegas industriales provistas de nuevas tecnologías, como riego por goteo o tanques de acero con temperatura controlada. Por eso, Mendoza es un destino especialmente atractivo para el enoturismo.
Con los viñedos y la Cordillera de los Andes como marco, las bodegas muestran y explican el proceso de elaboración del vino: desde la recolección hasta la molienda; la fermentación del líquido en tanques y la puesta en barricas de roble.
Es muy usual ofrecer una copa de vino a cada visitante, para degustar las distintas combinaciones de aromas, con la eventual compañía de una tabla de quesos.
Asimismo, a menudo, se puede disfrutar del restaurante y hasta alojarse, con un confort poco imaginable hace algunos años. Allí se vive, también, la experiencia de los cursos de cosecha, poda y cocina. O de los paseos en bicicleta, en autos antiguos, a caballo, en sulky y hasta en globo aerostático.
Se trata, en definitiva, de sentir como propios el suelo y la artesanía. De sumergirse en el proceso vital de la vid y el vino para quedarse, sin ningún esfuerzo, con el aprendizaje definitivo de sus variedades y sabores.
Los operadores de turismo receptivo ofrecen paseos regulares, con servicios y precios muy accesibles, y también privados diseñados al gusto del visitante.